Desafíos de la Reserva de la Biósfera del Caribe Mexicano


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Las Metas de Desarrollo Sustentable de la Agenda 2030 (ref) de las Naciones Unidas así como las metas de Aichi del Convenio para la Diversidad Biológica (ref) reconocen la necesidad de salvaguardar los ecosistemas marinos para el desarrollo sustentable y erradicar la pobreza en el mundo. El valor en la economía mundial de los servicios atribuido a los ecosistemas marinos se estima alrededor de los 28 billones de USD (ref).

Por ello, el uso sustentable y la conservación de los ecosistemas marino costeros, y su biodiversidad, se han vuelto esenciales en el camino de la Agenda 2030: tanto la Meta de Desarrollo Sustentable #14 como la Meta de Aichi #11 recomiendan la protección del 10 % de las zonas marinas de los países miembros.

El aumento de los compromisos para la protección de los océanos y el cumplimiento de las metas de las Naciones Unidas han favorecido el fenómeno de creación de Grandes a Muy Grandes Áreas Marinas Protegidas (GAMP), algunas de ellas rebasando el millón de km2 (Boonzaier y Pauly, 2016).

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Algunas de las principales AMP más grandes del mundo (Ban et al., 2017)

En su último año de presidencia, Barack Obama dobló la superficie protegida existente de Estados Unidos y amplió a 1,510,000 km2 la ya muy grande AMP de Papahānaumokuākea protegiendo arrecifes coralinos, hábitats profundos y recursos ecológicos muy importantes al Noroeste de las islas de Hawaii (ref). Poco después, Rusia declaró el AMP de la cadena de islas Franz Josef Land, protegiendo aproximadamente 100,000km2 de ecosistemas prístinos en el Ártico ruso (ref). La Unión Europea no se quedó atrás protegiendo el Mar de Ross, en Antártica, de las presiones de la pesquería industrial por un periodo de 35 años (ref). Australia, con el 36% de su zona económica exclusiva bajo algún esquema de protección (del cual 13% son zonas de no-pesca) es uno de los líderes mundiales en protección marina. Su red de AMPs albarcando desde la Gran Barrera Arrecifal hasta la isla sub Antártica Macquarie es de las más antiguas, con la primera área declarada hace 130 años (ref).

A principios de diciembre del 2016 se celebró en Cancún la Décimo tercera reunión del Convenio sobre la Diversidad Biológica: COP 13. La COP 13 tuvo por tema “Integrar la biodiversidad para el bienestar” donde más de 10,000 participantes trabajaron compartiendo conocimientos y negociaron acuerdos y compromisos para el cumplimiento de las Metas de Aichi.

El país anfitrión, México, es uno de los países más diversos del planeta, su patrimonio natural es la raíz de su riqueza cultural y una fuente de oportunidades para sus comunidades. Estas características hacen de México, y Cancún en particular, un lugar idóneo para emprender programas ambiciosos y tomar posturas firmes.

Así, como muestra de su compromiso en proteger el patrimonio natural mundial y aportar al cumplimiento de las metas de Aichi, el Presidente de México declaró la creación de cuatro áreas naturales protegidas sumando 0,65 millones km2, equivaliendo al 23% de sus zonas marítimas (ref). 

La Reserva de la Biósfera Caribe Mexicano, entonces decretada el 07 de diciembre de 2016 (DOF, 2016), se localiza en el Estado de Quintana Roo, tiene una superficie de 57,540 km2 (equivalente a la superficie del estado de Campeche), de los cuales 57,250 km2 corresponden a la porción marina incluyendo zonas arrecifales, fondos marinos profundos y lagunas costeras; y 286 km2 corresponden a los humedales y zonas costeras. Esto la convierte en una de las AMP más grande de México y representa el 50% del Sistema Arrecifal Mesoamericano (SAM).

Según su decreto, el área cuenta con seis zonas núcleo: Humedales de Boca Iglesias, Laguna Chacmochuch, Zona Marina Xcacel-Xcacelito, Banco Chinchorro Profundo, Colinas Submarinas de Colmer y Cordillera Submarina Caimán con una superficie total de 19,330 km2.

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Mapa de los polígonos de la Reserva de la Biósfera del Caribe Mexicano (DOF, 2016).

Cabe mencionar que el territorio comprendido por esta Reserva bordea o colinda con 14 áreas naturales protegidas de carácter federal, las cuales conservan sus decretos, objetivos de conservación y planes de manejo en los casos donde ya se tiene.

De acuerdo con el estudio que justificó la creación de la reserva (CONANP, 2016), su finalidad es respetar no solo la interacción natural existente entre ellas, sino favorecer la continuidad de los esfuerzos de conservación y aprovechamiento sustentable que hasta la fecha se han realizado en la zona. Busca armonizar el desarrollo de actividades antropogénicas de forma que se promueva la conectividad, el desplazamiento y el desarrollo de las especies que la habitan.

Entre sus principales objetivos de conservación se encuentran:

  • Preservación de los ecosistemas terrestres y marinos,
  • Conservación de lagunas y humedales,
  • Conservación de playas tortugueras,
  • Protección de zonas profundas del Caribe, y
  • Prohibición total a exploración y explotación de hidrocarburos.

En las zonas núcleo de la Reserva podrán realizarse actividades turísticas, turismo náutico, navegación de embarcaciones en tránsito, y aprovechamiento no extractivo de vida silvestre. Los puntos más importantes en la zona núcleo es la prohibición explícita de la actividad pesquera o aprovechamiento extractivo de flora y fauna, la exploración y explotación minera y extracción de material pétreo, la extracción de arena, y el uso de métodos de arrastre o técnicas invasivas en los fondos marinos.

En las zonas de amortiguamiento ciertas actividades serán permitidas bajo estrictas restricciones como la pesca y acuacultura, la construcción de infraestructura portuaria y de apoyo al turismo e investigación, extracción de arena, navegación de embarcaciones, e instalación de arrecifes artificiales, entre otros.

Si bien la operación y manejo del ANP está a cargo de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), la inspección y vigilancia queda a cargo de las secretarías de Marina (SEMAR), de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), por conducto de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA), y de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA).

 Guardaparque patrullando para monitoreo y vigilancia. (Foto: María del Carmen García)

Natalie Ban y colaboradores han identificado varios factores que afectan la efectividad de grandes áreas protegidas marinas en todo el mundo. Llegaron a la conclusión de que el bienestar social de las comunidades y el desempeño ecológico están directamente relacionados con la participación de los actores y con altos niveles de cumplimiento de las leyes, control y vigilancia (Ban et al., 2017).

Es precisamente la operación y manejo de sus 57 540 km2 uno de los mayores desafíos a los que se enfrenta la nueva reserva. Con un presupuesto anual reducido en un 37% entre 2016 y 2017, los recientes ajustes de personal y una brecha financiera de 560 millones de pesos para el año 2017, la CONANP se enfrenta al difícil reto de manejar efectivamente una superficie decretada cada vez mayor. Particularmente, para la Reserva de la Biósfera Caribe Mexicano, existe inquietud en torno a la viabilidad económica del proyecto, así como a su arquitectura administrativa y de recaudación. En este sentido, la reserva se enfrenta en la actualidad al desafío de cómo ordenar, transparentar y difundir la información relativa a estos aspectos, así cómo ser más creativo en la incorporación de nuevos esquemas participativos de movilización de recursos (Llano y Fernández, 2017).

Por otro lado, las amenazas a las que el objeto de conservación de la reserva se enfrenta también son cada vez mayores. Según un estudio de la actividad turística en Quintana Roo presentado en 2017, Cancún en 2016 alcanzó una ocupación hotelera del 80.4 por ciento y aumentó un 3 por ciento su afluencia de turistas para cerrar con 4.7 millones de visitantes, mientras que la Riviera Maya rebasó los 80 puntos porcentuales de ocupación por tercer año consecutivo y creció en un 10.3 por ciento su oferta de alojamiento. Solo Cancún concluyó el 2016 con 32 mil 432 cuartos de hotel, lo que conlleva una presión de crecimiento de la zona cada vez mayor, asociado con desafíos logísticos como cómo garantizar el acceso al agua potable del estado, o cómo alimentar a una población adicional estimada de 329,886 habitantes para el año 2040. Cuál va a ser el impacto de la nueva reserva en los Planes de Desarrollo Urbano y los Programas de Ordenamiento Ecológico para asegurar la  calidad de sus ecosistemas, es aún una cuestión por definir.

Finalmente, existe incertidumbre en cuanto a la falta de garantías sobre la fecha de publicación del programa de manejo de la reserva. Con precedentes tan notorios como el caso del APFF Yum Balam o la falta de actualización del de Arrecifes de Puerto Morelos, el tema es una piedra caliente pues en el decreto de la reserva textualmente se menciona que se respetará la zonificación vigente. Los programas de manejo de las ANPs y los consejos asesores correspondientes facilitan el diálogo con los habitantes y los usuarios de las ANPs, dan certeza acerca de las actividades permitidas, reguladas y prohibidas. Sin embargo en 2017, 79 ANPs federales no cuentan con programas de manejo y 94 no tienen consejo asesor (Llano y Fernández, 2017).

Aun cuando los retos son grandes, se tiene la oportunidad de movilizar recursos a nuestro país para ayudar al manejo de ANPs, ya que algunas naciones, como Alemania, han ofrecido bolsas  de millones de euros para apoyar la creación de nuevas ANPs en el mundo. Representa una oportunidad de aprender y organizar de manera efectiva los recursos humanos, monetarios y estratégicos, para llevar a cabo los objetivos de nuestra nueva reserva en el Sistema Arrecifal Mesoamericano.

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Niños jugando a la orilla del Mar Caribe Mexicano en Holbox. (Foto: Jerónimo Avilés Olguin)

Referencias

  • Ban N.C., Davies T.E., Aguilera S.E., Brooks ., Cox M., Epstein G., Evans L.S., Maxwell S.M. and M. Nenadovic. 2017. Social and ecological effectiveness of large marine protected areas. Global Environmental Change, 43, 82-91.
  • Boonzaier Lisa and Daniel Pauly.2015. Marine Protection Targets: an updated assessment of global progress. Oryx, Fauna & Flora International, 50 (1), 27-35.
  • Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas. 2016. Estudio Previo Justificativo para la declaratoria de la Reserva de la Biosfera Caribe Mexicano, Quintana Roo. 305 páginas. Incluyendo tres anexos.
  • DOF (2016). DECRETO por el que se declara Área Natural Protegida, con el carácter de reserva de la biosfera, la región conocida como Caribe Mexicano. 07 de diciembre de 2016. Disponible en: http://www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5464450&fecha=07/12/2016
  • Llano Manuel and Humberto Fernández (comps). 2017. Análisis y propuestas para la conservación de la biodiversidad en México 1995-2017. Ciudad de México, 120 pp.